El Barça, una vez más, se dio la razón a sí mismo aunque en esta ocasión no fuera positivo para sus intereses. Xavi, tomando como referencia la famosa frase de Guardiola antes de la final del Mundial de Clubes, comentó que el 2009 había sido muy bonito, sí, pero que tras las vacaciones navideñas se había acabado la eternidad. Humilde y cierto el pensamiento del capitán del Barça, y el Villarreal le dio la razón en el primer partido de los azulgrana de 2010.
Como suele ser habitual en estas fechas, la resaca navideña quedó evidenciada en muchos de los errores que se dieron en el partido y que posiblemente propiciaron que el Barça cosechara su primer partido de Liga de esta temporada en el que los tres puntos no se quedan en casa. Cayó un empate no tan sorprendente como llamativo en el Camp Nou gracias al ímpetu del conjunto amarillo, que nunca bajó los brazos a pesar del gol tempranero de Pedro ni del habitual dominio absoluto de los azulgrana. Hicieron bien su trabajo, esta vez facilitado por lo comentado de la resaca, y obtuvieron su premio al inicio de la segunda mitad, cuando su presencia en el campo superó a la del campeón.
Sin Messi, Keita ni Touré Yayá, al Barça le faltó esa dosis de crack que ofrece el argentino y esa robustez que tan bien plasman los africanos para llevarse la victoria ante los de Ernesto Valverde. Henry, muy participativo pero poco afortunado, ayudó a que el joven canario siguiera engrandeciendo su leyenda con el primer gol del Barça en 2010, aunque el francés sigue demostrando que su hueco en este equipo se va empequeñeciendo cada vez más.
El ritmo más que alto fue loco: dos equipos de un lado a otro con muy poco orden y concierto y que conseguían crear peligro, repito, gracias a los despropósitos de uno y de otro que no tanto a los méritos. La lectura no es más que la anotada en el titular. El Villarreal demostró quel el Barça no es invencible arrancando un punto del Camp Nou. Y el Madrid en Pamplona tendrá la oportunidad de empatar la Liga en la cabeza. O no. Veremos mañana cómo le han sentado las uvas a los blancos.
Foto | El Mundo
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